domingo, 30 de agosto de 2015

Sexualidad y violencia en la pareja

La vida en pareja está inmersa en una gran constelación de aspectos de orden psíquico, social, físico, étnico, de creencias y costumbres, entre otros. En esta vivencia se expresa la sexualidad de la persona desde lo erótico con el placer sensual que se adquiere, en parte, por medio de un proceso de aprendizaje, en ocasiones por ensayo y error, y en otras por acción voluntaria de entender el funcionamiento de nuestro cuerpo.
Pero es posible que el lleno de  este aprendizaje, cualquiera que sea la forma de hacerlo, se adquiera de manera confusa y trastornada, con distorsiones en su manera de entenderlo y vivirlo. Quizá esto sea fruto de una enseñanza deficientemente direccionada sobre la vida sexual desde la familia o la educación inicial. Cuán difícil y complejo es, aún en estos tiempos,  poder comentar la verdad a quienes son menores. Mirado así, nuestra capacidad para pensar y sentir sobre lo sexual podría expresarse de manera incorrecta y  precisamente así ocurre 
Cuando la persona ha construido esta manera de pensar,  la actitud y disposición para lo sexual puede creerse que está al arbitrio de su querer, cuando así lo desee y como lo desee y si surge cualquier oposición, en ocasiones por mínima que sea, se vive una respuesta de inconformismo manifiesto por parte de quien así piensa y siente, que fácilmente termina con acciones agresivas de maltrato físico y en ocasiones también sexual.
Este maltrato, que aunque no se creyera,  hoy en día  se ve y en muchas parejas infortunadamente se vivencia, causando gran descontento, dolor afectivo y frustración en la vida de convivencia.
Las estadísticas acusan mayor frecuencia de este tipo de comportamientos al sexo masculino y este ultraje se mantiene oculto por temor a represalias más enérgicas.
No se busca una ayuda terapéutica porque  se considera que se puede  manejar la situación, pero esto no ocurre ya que el maltratador no está dispuesto a hacerlo y,  además, es un trastorno distorsionado de su forma de pensar y  actuar,  y él se lo cree como bueno.


Sexualidad y Embarazo adolescente

La OMS define como adolescencia al "período de la vida en el cual el individuo adquiere la capacidad reproductiva, transita los patrones psicológicos de la niñez a la adultez y consolida la independencia socio – económica" y fija sus límites entre los 10 y 20 años. 
    Es considerada como un periodo de la vida libre de problemas de salud pero, desde el punto de vista de los cuidados de la salud reproductiva, el adolescente es, en muchos aspectos, un caso especial 
    En muchos países, los adolescentes llegan a representar del 20 al 25% de su población. En 1980 en el mundo habían 856 millones de adolescentes y se estima que en el 2000 llegarán a 1,1 millones. La actividad sexual de los adolescentes va en aumento en todo el mundo, incrementando la incidencia de partos en mujeres menores de 20 años. 
    Por los matices según las diferentes edades, a la adolescencia se la puede dividir en tres etapas:
1. – Adolescencia Temprana (10 a 13 años)
    Biológicamente, es el periodo peripuberal, con grandes cambios corporales y funcionales como la menarca.
    Psicológicamente el adolescente comienza a perder interés por los padres e inicia amistades básicamente con individuos del mismo sexo.
    Intelectualmente aumentan sus habilidades cognitivas y sus fantasías; no controla sus impulsos y se plantea metas vocacionales irreales.
    Personalmente se preocupa mucho por sus cambios corporales con grandes incertidumbres por su apariencia física.

2. – Adolescencia media (14 a 16 años)
    Es la adolescencia propiamente dicha; cuando ha completado prácticamente su crecimiento y desarrollo somático.
    Psicológica mente es el período de máxima relación con sus pares, compartiendo valores propios y conflictos con sus padres.
    Para muchos, es la edad promedio de inicio de experiencia y actividad sexual; se sienten invulnerables y asumen conductas omnipotentes casi siempre generadoras de riesgo.
    Muy preocupados por apariencia física, pretenden poseer un cuerpo más atractivo y se manifiestan fascinados con la moda.

3. – Adolescencia tardía (17 a 19 años)
    Casi no se presentan cambios físicos y aceptan su imagen corporal; se acercan nuevamente a sus padres y sus valores presentan una perspectiva más adulta; adquieren mayor importancia las relaciones íntimas y el grupo de pares va perdiendo jerarquía; desarrollan su propio sistema de valores con metas vocacionales reales.  

Métodos anticonceptivos

Hay varios métodos. Todos son seguros y efectivos. Es la pareja la que puede decidir mejor que nadie –en un clima de diálogo y cuidado mutuo- cuál es el método más adecuado.

Una buena comunicación ayuda, además, a tomar decisiones con más seguridad, permitiendo un mayor disfrute sexual. 

Además, conviene consultar con el médico que podrá aclarar posibles dudas y ayudar a terminar de decidir el método más adecuado según el caso de cada pareja en particular.

Preservativo
Pastillas anticonceptivas
Dispositivo intrauterino (DIU)
Inyecciones
Pastillas anticonceptivas para la lactancia
Implante hormonal
Sólo el preservativo previene las infecciones de transmisión sexual (ITS), por eso se recomienda usar doble protección. Se habla de doble protección cuando en cada relación sexual se usan dos métodos anticonceptivos. El preservativo junto con otro método.

 




Las relaciones sexuales

Una relación sexual es un encuentro íntimo, físico y emocional entre dos personas. En ese encuentro, las personas unen sus cuerpos de una manera especial y expresan sus sentimientos y emociones. 

Las relaciones sexuales constituyen un aspecto muy importante de la vida y de la sexualidad de las personas. El comienzo de las relaciones sexuales debe ser una decisión completamente personal y libre.

Cuando la iniciación sexual se da en un marco de afecto, cuidado y atracción, es más probable que sea más placentera y con mayor sensación de seguridad. Un inicio sexual precipitado, cuando existen dudas o no se tiene la preparación adecuada, puede ser  contraproducente. Es un derecho de cada persona decidir cuándo quiere iniciar sus relaciones sexuales. Es importante no hacer caso a  presiones que a veces pueden venir de la pareja o de los amigos y amigas. 

Como todas las personas somos diferentes, es bueno y positivo que le comuniquemos a nuestra pareja  lo que nos gusta y lo que no cuando se va a tener relaciones sexuales. 

El desarrollo de la sexualidad

La adolescencia es una etapa de crecimiento físico y emocional que plantea nuevos temas vinculados al cuidado de la salud.

Muchas personas creen que “la sexualidad” es sinónimo de relaciones sexuales o se refiere sólo a los genitales. Sin embargo, se trata de un concepto mucho más amplio.

La sexualidad es un proceso dinámico y complejo que comienza cuando nacemos, se manifiesta de distintas maneras a lo largo de nuestra vida e involucra también nuestros sentimientos, emociones y el proceso de conformación de nuestra identidad. La sexualidad tiene que ver con la forma de vestirse, de moverse, de expresarse y de relacionarse con los demás.

El desarrollo sexual se evidencia en el plano emocional y en el plano físico.- 

En lo emocional:
Por la aparición de nuevos intereses, como ir a bailar, hacer deporte, o pasar más tiempo con amigos. Pero también en la aparición de nuevos sentimientos y sensaciones físicas, tales como los primeros enamoramientos, ilusiones y desilusiones.

En lo físico:
Por el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios (vello  púbico, voz más grave en varones y desarrollo de mamas y ensanchamiento de caderas en mujeres, entre otros). Se acentúan las diferencias físicas entre los varones y las mujeres . Además, los genitales y otras partes del cuerpo aparecen, más que antes, como fuente importante de sensaciones placenteras.








Sexualidad

La sexualidad es el conjunto de condiciones anatómicas, fisiológicas y psicológico-afectivas que caracterizan el sexo de cada individuo. También, desde el punto de vista histórico cultural, es el conjunto de fenómenos emocionales, de conducta y de prácticas asociadas a la búsqueda del placer sexual, que marcan de manera decisiva al ser humano en todas y cada una de las fases determinantes de su desarrollo en la vida cotidiana.

Durante siglos se consideró que la sexualidad en los animales y en los hombres era básicamente de tipo instintivo. En esta creencia se basaron las teorías para fijar las formas no naturales de la sexualidad, entre las que se incluían todas aquellas prácticas no dirigidas a la procreación.